En una pequeña escuela de Wilmintong, en Carolina del norte
(Estados Unidos) vivía un chico al que todos llamaban Miky.
La pasión de aquel delgado y larguirucho chaval de 14 años
era el baloncesto. Todas las tardes jugaba en el patio de su
casa o salía a practicar a la calle.
Cuando comenzó el curso escolar, Miky decidió entrar en el
equipo de baloncesto del colegio, pero no sería fácil, ya que
eran muchos los chicos que querían jugar en el equipo, y
solo 12 los puestos disponibles.
Durante dos semanas Miky se esforzó al máximo, compitiendo
con chicos mucho más corpulentos y fuertes que él, y por fin
llegó el día en que el entrenador notificó quienes serían los
12 que formarían el equipo.
Miky no consiguió entrar, “eres demasiado delgado y
blandengue” le dijo el entrenador, “prueba al año que viene”.
Todos los que no fueron seleccionados se fueron cabizbajos a
sus casas y probaron en otros deportes, pero Miky deseaba
demasiado jugar en ese equipo, así que le hizo una oferta al
entrenador: “durante todo el año ayudaré al equipo en lo
que pueda, llevaré el agua y las utilerías, pero a cambio me
dejarás que entrene con vosotros, aunque no pueda
disputar ningún partido”.
El entrenador dudó un momento y luego accedió, aunque
no entendía por qué alguien querría realizar tanto esfuerzo
y no poder jugar los partidos.
Durante todo el año Miky entrenó con el equipo, jugando
con gente mucho más fuerte y rápida que él.
Al año siguiente volvió a intentar entrar en el equipo,
y esta vez lo consiguió, ya que el año anterior había mejorado
mucho. Durante esa temporada Miky fue de los mejores
de su equipo promediando más de 15 puntos por partido.
Al año siguiente Miky fue el mejor jugador de toda la liga
de su estado, y al siguiente fue elegido mejor jugador
juvenil de todo el país.
Gracias a su buen juego Miky obtuvo una beca para jugar
en la universidad de Carolina del Norte, donde consiguió
que su equipo ganase el campeonato del estado. Poco
después logró fichar por un equipo de la mejor liga del
mundo, la NBA. Su nombre completo era Michael Jordan.
¿Qué hubiese pasado si se hubiese rendido en el primer obstáculo?
Autor desconocido
2 comentarios:
Puede que en nuestra vida anterior no entrara en nuestros planes.
Pero ahora mas que nunca sentimos la necesidad de dejar una estela detrás de nuestra existencia.
Vamos a dejar huella de nuestro paso por estas vida.
Ahora mas que nunca vivir tiene sentido, en la lucha contra nuestro enemigo silencioso.
Salut
META, OBJETIVO, DESEO FIRME,
Y SOBRE TODO VOLUNTAD Y ESFUERZO POR ALCANZARLO...
UN ABRAZO
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