¿Dónde empieza y donde acaba la dignidad en un periodista?
Sr. Federico Jiménez Losantos :
En unas recientes declaraciones usted se despacha con lo siguiente:
"Para Fidel Castro con la silla eléctrica me conformaría o con algo degradante,
por ejemplo un parkinson retransmitido continuamente,
e irle quitando la medicación y dejando que hable al pueblo".
D. Federico, soy una de las más de 150.000 personas, que en España
padecemos la enfermedad de Parkinson y le aseguro que hay una
verdadera lección de coraje y dignidad en la lucha que cualquiera de
nosotros mantiene a diario contra esta enfermedad neurodegenerativa,
progresiva e invalidante.
progresiva e invalidante.
No voy a exigirle una rectificación porque eso es de sabios y no está
a su alcance, pero si a recordarle que nadie bajo ninguna circunstancia
tiene derecho a calificar de degradante una enfermedad y por ende a
quienes la padecen.
"Degradante", Don Federico, es la mezquina crueldad que encierran sus palabras y su imprudente y estúpida ligereza al pronunciarlas.
Francisco Montesinos, enfermo de Parkinson
1 comentario:
Hay un refran que dice:
A palabras necias oídos sordos.
besos.
je
Publicar un comentario